lunes, 21 de julio de 2014

Manualidades: El pulpo de cartón

Edad recomendada: +2 años
Supervisión de adultos: Si

Con los más pequeños siempre es más difícil hacer manualidades. Esta es ideal para aquellos niños que tienen 2-3 años, que recientemente han descubierto las tijeras y se mueren por usarlas, aunque en las situaciones más peligrosas posibles. Con esta manualidad no solo podrán utilizarlas (y por ende, aprenderán), sino que encima lo harán bajo nuestra atenta mirada.

Materiales:

Acuarelas
Tijeras
Pegatinas de ojos (si no quereis dibujarlos)
Rollo de papel de WC

Paso a paso:




lunes, 14 de julio de 2014

Guía Au pair: Esos momentos de terror

Ser au pair no es fácil. Al igual que cuando eres padre, con los niños a veces se viven situaciones de puro estrés, o dicho de otro modo: momentos de quererse encerrar en el baño, dejarlos a todos fuera y llorar.
Estoy segura que las que habéis sido o sois au pairs os estáis acordando ahora de todos esos instantes de terror que os han pasado.

Yo he tenido la suerte de no haber pasado por muchos de estos momentos en mi año en Alemania, pero también los he sufrido. Creerme cuando os digo que, a día de hoy, no he olvidado ninguno de ellos.

El peor sin duda fue el que pasó durante mi tercera semana. Hacía a penas 15 días que estaba yo sola con las niñas, y la pequeña se despertó con diarrea y fiebre. Podéis imaginaros la mañana que pasé con una niña de dos años en esas condiciones: de 8:00 a 12:00 de lloros discontinuos y pañales desbordados. A las 12 fuimos a buscar a la mediana de la guardería. Vestí a la pequeña y la intenté sentar en el cochecito, pero la pobre solo quería brazos, así que la envolví en una manta y me la llevé sin el cochecito. Nada más llegar a la guardería empezó a llorar porque le volvía a doler mucho la barriga (traducción: pañal desbordado de nuevo). Cuando conseguimos llegar a casa, cambié el pañal a la pequeña, la vestí con un pijama limpio y le puse el termómetro. La niña estaba 39'5º. Me puse a hacer la comida con al niña en brazos llorando totalmente inconsolable.

Podéis imaginar el nivel de cansancio y estrés que tenia en ese momento. Todo se iba acumulando poco a poco, pero entonces, cuando crees que no puede ir a peor, ocurre ese punto de no retorno en el que solo quieres llorar y no le ves la salida a la situación.

En mi caso fueron un seguido de cosas que pasaron todas a la vez: la pequeña explotó y se mancho desde la nuca hasta los muslos. El cartero picó a la puerta, y al abrir la puerta (con la niña cagada hasta las cejas y llorando en brazos), el perro se metió entre mi pierna y la puerta y salió corriendo como un rayo. La mediana empezó a chillar y a llorar porque el perro se había escapado y yo no entendía una palabra de lo que el cartero me estaba diciendo.

Es en ese instante cuando te das cuenta de que no puedes más, y que hasta ahí has llegado. Pero, ¿de verdad es así?

Sé que cuando llegamos a ese punto de no retorno, es muy difícil ver las cosas claras: todo pesa y todo se te viene encima. A pesar de todo, el irte lejos no esta dentro de nuestras posibilidades, así que acabamos saliendo de ese pozo de un modo o otro.

Ese día, le dije al cartero que se esperara (sin ninguna educación, lo reconozco), le cerré la puerta en la cara y fui a encender el agua de la bañera. Volví a bajar y le dije a la mediana que se calmara, que ahora saldríamos a buscar al perro y que si me ayudaba a saber que quería el cartero iríamos más rápido. La niña me hizo de interprete, y resultó que el cartero solo quería que le firmara la entrega de un paquete certificado.
Una vez se fue el cartero, subí arriba con la pequeña y la metí en la bañera, y 10 minutos después, cuando la estaba secando, escuché a la mediana gritar que el perro había vuelto y que bajara a abrir la puerta de la calle (ella no llegaba).

Lo único que se echó a perder ese día fue la comida, que quedó tan reseca y pegada a la sartén después de tanto rato con el fuego parado que no había quien se la comiera. Nada que una pizza congelada no nos solucionara.

Con esto solo quiero que entendáis que todas y cada una de las situaciones en las que nos vemos metidas tienen solución, a pesar de que a veces seamos incapaces de ver la luz al final del túnel. Muchas veces ser au pair se hace muy cuesta arriba, pero lo más importante es tomarse las cosas con calma porque la mayoría de veces, los problemas se acaban solucionando solos (o con un pequeño empujón).

jueves, 3 de julio de 2014

El juego del mes: El fútbol-sopla


El fútbol-sopla es un juego muy sencillo que se puede improvisar con rapidez en cualquier momento, y es muy práctico para jugar en el interior (sobretodo en la cocina cuando queremos tener a los niños a la vista mientras cocinamos).

¿Qué se necesita?

Una pelota de ping-pong (tenis de mesa)
Cuatro objetos pequeños que podamos usar para delimitar dos porterías (pinzas de tender, tapones de botella, cucharas, cajas de cartón...)

¿Cómo se juega?

El campo del fútbol-sopla se puede montar en cualquier rincón, pero es más entretenido cuando se monta encima de una mesa, ya que la pelota puede caer por los lados y es más fácil para los niños porque pueden moverse alrededor.

Para empezar, delimitamos las dos porterías en la mesa (o en el suelo, o donde nos venga en gana montar el campo). Los niños se reparten en dos equipos, y se echa la pelota de ping-pong en el centro al más puro estilo futbolin. A partir de aquí, el juego consiste en que los niños intenten meter la pelota en la portería del equipo contrario sin tocarla, solo soplando.

No se permite ponerse detrás de la portería de "portero" para soplar cuando lleguen las pelotas. Tampoco se puede mover la pelota con la mano. Si la pelota sale fuera, se vuelve a tirar al centro. Gana el que más goles meta.


No dudéis en mandarme otros juegos que les gusten a vuestros niños a apagayvamonosdeaupair@gmail.com, son todos bienvenidos!