jueves, 27 de noviembre de 2014

El juego del mes: Circuito de hilos

Ahora que empieza a hacer frío y que ha acortado el día, también llegan las largas tardes de aburrimiento y los niños agobiados en casa. Este mes os presento un juego de interior que encontré por internet y que en su momento me gustó mucho: los circuitos de hilos. 

¿Qué se necesita?

Un ovillo de lana.
Cinta de pintor o de carrocero.

¿Cómo se juega?

Se trata de pegar la lana con cinta de pintor (que no deja marca al quitarla y no ensucia) cruzando las paredes de un pasillo (o de un sitio estrecho, que es más cómodo de montar y de que aguante durante el juego), creando el efecto del típico láser que sale en las películas, de este modo:



Como podéis ver, en la imagen han aprovechado la barandilla de la escalera para sujetar los hilos. Yo también usaba los pomos de las puertas.

Después solo hay que dejar a los niños inventar-se su propia historia, y que disfruten jugando a espías, ladrones, o lo que surja.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

5 reglas para trabajar con los niños de hoy

En estos tiempos, las cosas han cambiado mucho desde que eramos niños (y lo digo yo que tengo 22 años, ya ves tú). El caso es que ahora lo que manda es la chulería y el pasotismo, y todo esto decorado con el consentimiento y la defensa paterna pase lo que pase y haga lo que haga la criaturita. Este hecho hace que a día de hoy, me pase el día recomendando a la gente que tengo de practicas que siga unas normas básicas si quiere vivir tranquilo (y no, no estoy exagerando):

1- Inventa un apellido falso.

Facebook, Twitter, y el peor de todos, Google. ¿Os suenan? A los niños de más de 6 años (con suerte) de hoy, también. Y no dudes que pondrán tu nombre en cada uno de esos sitios para encontrar tus más horribles etapas del pasado y del presente. O peor, los podrán sus padres para asegurarse de que su hijo no está siendo cuidado por una psicópata en potencia (y quizá se encuentren con algo peor).
Así que si no queréis que esos trapos sucios que todos tenemos en la red salgan a la luz, hacedme caso: no les digáis a los niños vuestros apellidos reales JAMÁS.

2- Al niño llámalo SOLAMENTE por su nombre.

El niño se te puede ofender si lo llamas "chico, guapo, chaval, cariño..." si no sabes su nombre (porque con 400 niños, lo raro es saberlos todos). Total, que el niño te va a contestar casi seguro un borde "Tengo nombre" y va a ir corriendo y a voz de grito a contarle a sus padres lo mucho que le has faltado al respeto (doy gracias que eso no me ha pasado a mi) por llamarle "niño". Por supuesto, ellos no saben tampoco como te llamas tu, pero te pueden llamar profe y tan felices.

3- Cuanto menos sepan los niños de tu vida personal, mejor.

No queréis que una niña de 9 años te pregunte por tu novio cada día del año. O peor, no queréis que un preadolescente hormonado se haga películas o deduzca ni un poquito sobre tu vida sexual, porque está claro que si tienes novio, te conviertes en el acto en un experto en el amor y lo-que-surja, profesión que ninguno quiere. Que hoy por hoy, la pregunta clásica de "¿Tienes novio?" no tiene una respuesta correcta y puede llegar a dar pie a un debate abierto sobre tu orientación sexual.
Salid por la tangente en cada una de las preguntas personales que os hagan.

4- Do you want to build a snowman? Amén.

Olvidaros de todas las películas de Disney o de Pixar de nuestros tiempos y no intentéis vender nada más antiguo que Buscando a Nemo. Si sois de las valientes que lo hacéis, pueden pasar dos cosas:

a) Que los niños se te traumaticen de por vida.

Piecitos llorando a los pies de su madre. La madre de Dumbo encerrada. El padre de Nemo descubriendo que se han comido todos sus huevos y a su mujer. Campanilla muriendo. La muerte de Mufasa...

Queridas, los niños de hoy a lo más que están acostumbrados es a metáforas raras que no entienden (la primera escena de UP, cuando en Frozen el barco de los padres desaparece entre las olas...). A la que les pones una escena explicita, el terror ha llegado.

b) Que los padres te apedreen por traumatizar a los niños.

Tal cual, no hace falta dar más detalles. Y esto me ha pasado a mi cuando puse En busca del Valle Encantado a los niños de primero de primaria un día de lluvia.

5- Aceptad que si estáis estudiando algo, o ya lo habéis hecho, lo consideraran absurdo sea lo que sea y que no vale la pena ni dar explicaciones ni intentar discutirlo.

¿Psicología? Si eso lo puede hacer cualquiera, solo hay que sentarse y escuchar los problemas de la gente.
¿Policía? Si esos solo ponen multas.
¿Conserje? ¿Pero esos trabajan?

De verdad, no intentéis discutir con los niños ni hacerlos entrar en razón. No vale la pena, no gastéis saliva. Lo que tenéis que intentar es que tengan un poco de decencia y que respeten a todo el mundo, a pesar de que les parezcan tonterías, ¿pero discutirles su opinión? No os canséis, de verdad, que a día de hoy a los niños se les enseña que su opinión es el ombligo del mundo y que por supuesto, tienen razón, y vosotros no vais a cambiar eso. Ya se darán una hostia un día, pero por ahora, con que tengan respeto, daros por satisfechas.



jueves, 6 de noviembre de 2014

Au Pairs embarazadas y otros mitos

Hacia ya mucho tiempo que no me indignaba hasta tal punto de querer hacer una entrada para hablar de ello, pero este momento tenia que llegar.

Como bien sabéis, llevo en este sector au pair mucho tiempo, el suficiente como para haber leído preguntas tontas, historias bizarras, experiencias surrealistas y otras burradas de un calibre importante. De estas cosas, he criticado la mayoría y me he creído más bien pocas.

A día de hoy, que irse al extranjero a ser au pair es la moda, todas estas historias se han magnificado, dado que la cantidad de niñatas gilipollas que se van a vivir esta aventura esta subiendo como la espuma. Por lo tanto, y como siempre pasa en internet, la cantidad de cosas sin pies ni cabeza que se pueden ver escritas por supuestas au pairs (o trolls en potencia) ha aumentado. Lo triste es que la gente esta empezando a darle crédito a todas esas estupideces.

Ahora resulta que las au pairs somos todas tontas, con una edad ya más que considerable para comportarnos como verdaderas inútiles, sin ninguna experiencia con niños, a los que por cierto odiamos, que desestabilizamos familias muy bien avenidas, que solo nos queremos ir porque en casa somos unas ninis y que lo único que buscamos es beneficiarnos al padre de la familia para quedarnos preñadas y poder vivir a costa de la manutención del churumbel.

Esto es como cuando se dice que los maestros no se pueden quejar porque tienen 3 meses de vacaciones al año, que tener a 25 salvajes encerrados ocho horas al día en una habitación no es para tanto, pero después los padres son incapaces de aguantar a sus hijos una semana seguida ellos solos sin acabar con un ataque de nervios. O como las enfermeras, que solo "limpian la mierda" del paciente, pero nadie se da cuenta que mientras que el medico pasa, te mira 5 minutos y se va, ellas son las que te mantienen vivito y colando, limpio y si se precia, drogado. O los médicos de cabecera, que cobran por sentarse en una silla y recetar paracetamoles. O las limpiadoras, que las has de vigilar porque sino te robarán todo lo que no esté amarrado al suelo.

Me podría pasar todo el día diciendo barbaridades; dime un oficio y te lo descuartizo. Así de fácil es desprestigiar hasta el límite una profesión.

Porque eso de que las au pairs robamos, odiamos a los niños, nos quedamos embarazadas y demás lindezas no es más que un mito, como tantos otros. Resultará que las más de 300.000 au pairs que se registraron el año pasado en aupairworld.net (según su propia web) somos las 300.000 zorras más dispuestas de todo Europa, registradas en dicha web al más puro estilo Badoo en busca de padres dispuestos a meterla. Y todo esto lo digo sin nombrar las familias registradas en dicha web, que deben ser las familias más despreocupadas del mundo, dispuestas a dejar a sus hijos y maridos al cuidado de una cualquiera.

Así que muchas gracias a los que dan crédito a toda la mierda que leen por internet, las au pairs estamos muy agradecidas por la buena fama que nos da.